Introducción

La relación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe ha sido una relación compleja y cambiante a lo largo de los años. Desde la década de 1990, la Unión Europea ha intentado fortalecer sus lazos con la región a través de acuerdos comerciales y de cooperación, pero a menudo ha sido difícil encontrar un terreno común debido a las diferencias políticas, culturales y económicas de los países de ambas regiones.

En este ensayo será explorado cómo la Unión Europea podría acercarse a América Latina y el Caribe utilizando a México y Brasil como socios clave en esta aproximación, considerando la posible urgencia impuesta por los cambios demográficos de ambas regiones hasta el año 2050. Serán analizadas las fortalezas y debilidades de ambas naciones en términos políticos, económicos, diplomáticos y culturales, y cómo podrían utilizarse estas fortalezas para consolidar las relaciones entre la Unión Europea y la región.

Como eje para este análisis, se utilizará la teoría de la pinza de Quevedo (2011) para entender la relación birregional entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea, y la importancia de la participación de México y Brasil en esta relación.

Es importante reconocer los desafíos y las controversias que han surgido en el camino, especialmente en el contexto actual de incertidumbre geopolítica y económica. Para que la cooperación birregional sea efectiva y sostenible, es necesario que se base en principios de transparencia, participación y equidad, y que tenga en cuenta las necesidades y los intereses de todas las partes involucradas.

En este sentido, es fundamental que la sociedad civil tenga un papel activo y participativo en la promoción de la cooperación birregional y en la defensa de los derechos y los intereses de las comunidades locales y de los sectores más vulnerables. También es importante que se promueva un enfoque de desarrollo sostenible y equitativo, que tenga en cuenta los impactos ambientales, sociales y económicos de los proyectos de cooperación y que busque generar beneficios a largo plazo para todas las partes involucradas.

Un nuevo escalón en la relación entre Unión Europea y América Latina y el Caribe: la trampaetaria

Desde los griegos hay diversas historias sobre el miedo de la finitud. El tiempo, su pasaje y peso han sido algunas de las grandes discusiones de la humanidad. Chronos, el titán dios del tiempo comía a sus propios hijos por miedo de que uno de ellos pudiera terminar con su reinado y poder. La aparición de Zeus en la historia y la manera como él y sus hermanos lograron vencer a Chronos es uno de los indicativos de que el paso del tiempo puede ganar incluso al propio dios del tiempo.

Más o menos consciente de ello, la humanidad ha trabajado muy duro para compensar los cambios que surgen con la edad y con las capacidades de actuar con su entorno y medio ambiente. Ya en el siglo XXI -habiendo pasado las revoluciones industriales, el desarrollo de las vacunas y de la penicilina, la globalización y el esparcimiento de Internet- la expansión del promedio de años vividos ha llegado y se ha observado que las personas no sólo viven más, sino que también tienen acceso a más información y tecnología de lo que jamás hubiera sido soñado hace tres o cuatro siglos.

Este crecimiento del promedio de años vividos, claro, como toda buena trampa, ha llegado a costa de algo. Chronos seguramente lo hubiera podido anticipar.

Al observar las pirámides de edades de Europa y América Latina y del Caribe registradas en el año 2020 y aquellas previstas para el 2050, se puede observar que las dos regiones presentan formatos distintos de distribución poblacional. Si, por un lado, la pirámide de edad de América Latina y el Caribe presentó en 2020 un formato clásico, con una población joven más elevada que la población más adulta, por otro lado la pirámide de Europa ya demuestra un formato de tendencia inversa, con una población adulta más elevada que la población joven.

En Europa están viviendo más años, pero las mejoras de indicadores como acceso a salud básica y de calidad y más años de estudio - principalmente entre las mujeres- han sido acompañados de menores tasas de fecundidad, aumento de la emigración, dados los conflictos internos y crisis económicas, y una disminución de la población en edad productiva.

Además de los aspectos económicos, estructurales y sociales más obvios como el crecimiento del PIB, su capacidad de posicionarse en el mercado internacional y la seguridad energética, la Unión Europea también tendrá que pensar sobre la posible intensidad que un cambio demográfico puede proporcionar. Considerando las tasas de fecundidad actuales, la previsión para el año 2050 es de que la curva poblacional de Europa intensifique el proceso de pérdida de su población económicamente activa (PEA).

Gráfica 1

Comparativo población de América Latina y el Caribe, 2020-2050

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Fuente: PopulationPiramid.net (2022) con datos de la ONU (2020).

Gráfica 2

Comparativo población de Europa, 2020-2050

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Fuente: PopulationPiramid.net (2022) con datos de la ONU (2020).

Dado este escenario europeo, buscar alternativas de parceros por el mundo se torna fundamental y, considerando la relación histórica entre las regiones, acercarse a los países de América Latina y el Caribe debería ser casi que un camino natural. Para América Latina y el Caribe un trabajo de acercamiento a través de proyectos sólidos de infraestructura, apoyo económico, cohesión social y de desarrollo técnico sería muy importante -principalmente considerando los indicadores sociales, económicos y humanos del decenio 2010-2020.

En el texto Los socios estratégicos de la Unión Europea en América Latina: Una nueva estrategia de acción exterior. La teoría de la pinza,Quevedo (2011) aborda la relación entre la Unión Europea y América Latina en términos de acción y política exteriores. El autor sostiene que la Unión Europea ha adoptado una nueva estrategia de acción exterior para la región, basada en la teoría de la pinza, que busca establecer una relación estratégica con los países de América Latina y el Caribe.

La teoría de la pinza implica que la Unión Europea debe establecer relaciones con los países de América Latina a través de dos enfoques diferentes pero complementarios: el enfoque de los socios estratégicos y el enfoque de los países menos desarrollados. Los socios estratégicos son los países de América Latina que comparten los mismos valores y objetivos que la Unión Europea, como Brasil y México, mientras que los países menos desarrollados son aquellos que necesitan más ayuda y cooperación, como los países centroamericanos y andinos.

Quevedo analiza la implementación de esta estrategia en diferentes áreas, incluyendo la economía, la seguridad, la cultura y la educación, y argumenta que la Unión Europea ha logrado establecer una relación estratégica con los socios estratégicos de América Latina, mientras que ha proporcionado ayuda y cooperación a los países menos desarrollados.

Las virtudes de los socios y el encaje cuadrático poblacional

Sobre los objetivos y trayectorias comunes de México y Brasil en relación con la Unión Europea,es necesario verificar algunos aspectos de los dos países de manera individual.

De un lado de la pinza está México. El país ha sido tradicionalmente un socio clave para la Unión Europea en América Latina. El país es el segundo mayor socio comercial de la Unión Europea en la región después de Brasil, y cuenta con una economía emergente en crecimiento. Además, México es un importante exportador de petróleo, gas y otros productos naturales, lo que lo convierte en un socio clave en la seguridad energética de la Unión Europea. Por otro lado, México también cuenta con un sector turístico en auge, y es uno de los destinos más populares para los turistas europeos en América Latina.

Entre tanto, México también enfrenta algunos desafíos en su relación con la Unión Europea. En términos políticos, México ha sido criticado por su historial de corrupción y violencia, lo que ha llevado a preocupaciones en Europa sobre la estabilidad política del país. Además, la falta de una moneda común también podría ser un entrabe en la cooperación económica entre México y la Unión Europea, lo que ha llevado a una dependencia excesiva de los dólares estadounidenses en el comercio entre ambas regiones.

A pesar de estos desafíos, la Unión Europea podría tener a México como un socio clave para acercarse a América Latina y el Caribe. Una forma en que esto podría hacerse es a través de la promoción del comercio y la inversión. Desde 2000, la Unión Europea y México ya han firmado un acuerdo comercial y de inversión, el Tratado de Libre Comercio (TLCUEM),1 y que tiene como objetivo mejorar el acceso al mercado y la protección de la inversión entre ambas regiones. Otras áreas en que México y la Unión Europea podrían trabajar de manera conjunta serían la energía renovable y la infraestructura. México es un líder en energías renovables en América Latina, y la Unión Europea podría trabajar con el país para promover tecnologías más limpias y sostenibles. México también necesita mejorar su infraestructura para apoyar el crecimiento económico a largo plazo, lo que podría ofrecer oportunidades para la cooperación con la Unión Europea.

Del otro lado de la pinza está Brasil. El país es el mayor socio comercial de la Unión Europea en la región, cuenta con una economía emergente en relativo crecimiento y es un importante productor de materias primas como la soya, el café y el hierro -lo que lo convierte en un socio clave en el suministro de alimentos y materias primas para la Unión Europea-. Brasil, así como México, también cuenta con un sector turístico en auge, y es uno de los destinos más populares para los turistas europeos en América Latina.

Como no todo son flores, Brasil también enfrenta algunos desafíos en su relación con la Unión Europea. En términos políticos, Brasil ha sufrido recientemente una crisis política y económica que ha afectado la confianza de los inversores en el país. Además, la deforestación de la selva amazónica y otros problemas ambientales en el país han generado críticas por parte de la Unión Europea y otros actores internacionales.

A pesar de estos desafíos, la Unión Europea podría tener a Brasil como un socio clave para acercarse a América Latina y el Caribe. Una forma en que esto podría hacerse es a través de la promoción del comercio y la inversión. La Unión Europea y Brasil han intentado desarrollar un acuerdo comercial y de inversión, que se encuentra todavía en proceso de ratificación. Este acuerdo también tiene como objetivo mejorar el acceso al mercado y la protección de la inversión entre ambas regiones, pero depende de muchos alineamientos de visión política.

Considerando la especial carencia europea en el presente momento, la Unión Europea también podría trabajar con Brasil en áreas como la energía renovable y la tecnología agrícola sostenible. Brasil cuenta con un gran potencial en términos de energías renovables, y la Unión Europea podría colaborar con el país para desarrollar tecnologías más limpias y sostenibles.

En relación con la población económicamente activa, tanto México cuanto Brasil presentan indicadores que muestran que ése es un aspecto relevante en términos de desarrollo económico, social y humano.

Las Gráficas 3 y 4 comparan las tendencias de PIB per cápita y de PEA de los dos países. Ya las Gráficas 5 y 6 comparan de manera análoga el camino de la relación PEA e IDH de Brasil y México.

Gráfica 3

Brasil: comparativo pib per cápita x PEA, 1960-2021

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Fuente: elaboración propia con dados de Banco Mundial y de la ONU (2023).

Gráfica 4

México: comparativo pib per cápita x PEA, 1960-2021

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Fuente: elaboración propia con dados de Banco Mundial y de la ONU (2023).

Gráfica5 Brasil:

comparativo IDH x PEA, 1990-2021

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Fuente: elaboración propia con dados de Banco Mundial y del PNUD (2023).

Gráfica 6

México: comparativo IDH x PEA, 1990-2021

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Fuente: elaboración propia con dados de Banco Mundial y del PNUD (2023).

En ambos casos se observa una correlación positiva entre la población económicamente activa y el PIB per cápita y el IDH. Esta correlación dada por la ventana de oportunidad creada por el bono demográfico suele ser el espacio de tiempo utilizado por los países desarrollados para construir la estructura y los escenarios que permiten sostener sus indicadores a largo plazo cuando la PEA disminuya.

Los indicadores demuestran que el tema de la población económicamente activa en México y Brasil es muy relevante en el contexto de la relación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. En ambos países la población económicamente activa es una de las más grandes de la región, y su crecimiento y desarrollo son fundamentales para el progreso económico y social.

Por lo tanto, el enfoque en la cooperación económica y comercial entre la Unión Europea, México y Brasil que se menciona aquí puede tener un impacto positivo en la población económicamente activa de ambos países. Al fomentar la inversión y el comercio, se pueden generar nuevas oportunidades de empleo y crecimiento económico, lo que a su vez puede mejorar las condiciones de vida de la población.

Además, el fortalecimiento de sectores como la energía renovable y la tecnología agrícola sostenible también puede tener un impacto positivo en la población económicamente activa de ambos países. Estos sectores pueden generar nuevos empleos y oportunidades para trabajadores altamente capacitados y especializados, lo que a su vez puede aumentar la productividad y la competitividad de la economía.

Por otro lado, los desafíos políticos y ambientales que se mencionan también pueden tener un impacto negativo en la población económicamente activa de México y Brasil. La inestabilidad política y los problemas ambientales pueden desalentar la inversión extranjera y limitar las oportunidades de crecimiento económico y empleo. Por lo tanto, es importante que la Unión Europea trabaje con estos países para abordar estos desafíos de manera efectiva y garantizar un ambiente propicio para la inversión y el crecimiento económico.

Otro argumento en pro de la cooperación entre las regiones de América Latina y el Caribe y la Unión Europea sería un posible “encaje cuadrático de sus poblaciones”. Las pirámides de edad suelen tener formato de triángulos. Si se analiza el encaje entre las poblaciones de las dos regiones, se observa que el área de la población económicamente activa llenaría un cuadrado con base y altura más elevados de manera casi completa, tanto en 2020 cuanto en 2050.

Esta complementariedad etaria entre las regiones podría ser una clave más en el desafío de cooperación, dado que, en términos matemáticos, no sólo llenaría el área del cuadrado, sino que, en términos efectivos de actuación, proporcionaría una mayor amplitud de posibilidades en las modalidades de la cooperación entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea.

Sin embargo, también es importante tener en cuenta los desafíos que enfrentan ambos países, especialmente en términos políticos y ambientales. La Unión Europea debe ser consciente de estos desafíos y trabajar con México y Brasil para abordarlos de manera efectiva, lo que podría fortalecer la relación entre ambas regiones.

Además de la construcción conjunta a México y Brasil, la Unión Europea también podría utilizar otros enfoques para acercarse a América Latina y el Caribe. Por ejemplo, la Unión Europea podría fomentar la cooperación regional en áreas como la seguridad y la migración. La Unión Europea y América Latina y el Caribe ya han establecido un diálogo político regular sobre seguridad, lo que podría ser un primer paso para fortalecer la cooperación en esta área.

También es importante tener en cuenta la dimensión cultural en la relación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. La cultura y el patrimonio son importantes elementos de la identidad de ambas regiones, y podrían ofrecer oportunidades para fortalecer los lazos entre ellas. La Unión Europea ya ha establecido programas culturales en América Latina y el Caribe, como el Programa IberCultura.

Además, la educación también podría ser un área de cooperación importante entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. La Unión Europea ya cuenta con programas de intercambio de estudiantes con países de América Latina, como el programa Erasmus Mundus. Estos programas podrían ser ampliados y fortalecidos para fomentar un mayor intercambio cultural y educativo entre ambas regiones.

Gráfica 7.a

El encaje cuadrático de la población UE-ALYC

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Gráfica 7.b

El encaje cuadrático de la población UE-ALYC

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Fuente: elaboración propia con dados de Banco Mundial y de la ONU (2023).

Otro enfoque importante para acercar la Unión Europea a América Latina y el Caribe podría ser el fortalecimiento de la cooperación en áreas como la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente. América Latina y el Caribe es una región muy vulnerable al cambio climático, y la Unión Europea podría trabajar con los países de la región para abordar este desafío. Esto podría incluir la cooperación en áreas como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la promoción de energías renovables y la conservación de los ecosistemas.

De la pinza al destornillador

Quevedo sostiene que el acercamiento birregional entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea se produce mediante la conformación de una pinza, donde México y Brasil actúan como los alicates que sostienen y aprietan los bordes de la pinza. Esta teoría sugiere que la cooperación entre estas cuatro regiones es fundamental para lograr un desarrollo sostenible y equitativo.

En los últimos años se han llevado a cabo diversos proyectos de cooperación entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea, con la participación activa de México y Brasil. Estos proyectos han abarcado una amplia gama de temas, desde la educación y la cultura, hasta el medio ambiente y la energía.

Uno de los proyectos más destacados es el Programa Eurosocial I, II y +, un programa de cooperación técnica que tiene como objetivo promover la cohesión social y la inclusión en América Latina. Este programa es una iniciativa conjunta de la Unión Europea y sus Estados miembros, y está cofinanciado por la Comisión Europea y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. En este proyecto, México y Brasil han participado como socios clave en la implementación de diversas actividades, como la formación de expertos en políticas sociales y la promoción de la participación ciudadana en la toma de decisiones.

Otro proyecto importante es el Programa Al-Invest, una iniciativa de la Unión Europea que tiene como objetivo apoyar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas (pyme) en América Latina. En este proyecto México y Brasil han desempeñado un papel fundamental en la promoción de la cooperación empresarial y la internacionalización de las pyme. Además, el Programa Al-Invest también ha apoyado la implementación de políticas de innovación y tecnología en la región.

En el ámbito cultural, la Unión Europea y América Latina y el Caribe han llevado a cabo proyectos conjuntos como el Programa Iberescena, que tiene como objetivo fomentar la creación, producción y distribución de obras teatrales y de danza en la región. En este proyecto México y Brasil han participado activamente en la promoción y difusión de la cultura en sus respectivos países y en la región en su conjunto.

En el ámbito medioambiental, la Unión Europea y América Latina y el Caribe han cooperado en proyectos como el Programa Euroclima+, una iniciativa que busca fortalecer la capacidad de los países de la región para enfrentar los desafíos del cambio climático y promover la gestión sostenible de los recursos naturales. En este proyecto México y Brasil han colaborado en la implementación de políticas de adaptación y mitigación del cambio climático, así como en la promoción de energías renovables y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

En el ámbito energético, la Unión Europea y América Latina y el Caribe han llevado a cabo proyectos como el Programa Eurosolar, una iniciativa que busca promover la cooperación en energías renovables entre ambas regiones. En este proyecto, México y Brasil han participado en la promoción de la energía solar y la bioenergía, así como en la investigación y el desarrollo de tecnologías más eficientes y sostenibles.

Éstos son sólo algunos ejemplos de los numerosos proyectos de cooperación que se han llevado a cabo entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea, con la participación activa de México y Brasil. Sin embargo, es importante señalar que la teoría de la pinza de Jorge Quevedo Flores no sólo se refiere a la cooperación en proyectos específicos, sino que también se extiende a la cooperación política y económica en general. En este sentido, México y Brasil son dos países clave en la relación birregional entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea. México, como la segunda economía más grande de la región y miembro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), tiene un papel fundamental en la promoción de la cooperación económica y comercial entre ambas regiones. Por su parte, Brasil, como la mayor economía de América Latina y miembro del Mercosur, es un actor clave en la integración económica de la región y en la promoción de la cooperación Sur-Sur.

Además, México y Brasil también tienen un papel importante en la promoción de la cooperación política y de seguridad entre ambas regiones. México es un actor clave en la lucha contra el narcotráfico y la violencia en América Central y el Caribe, mientras que Brasil ha desempeñado un papel destacado en la promoción de la democracia y los derechos humanos en la región.

En cuanto a los proyectos en proceso de negociación, uno de los más destacados es el Acuerdo de Asociación Birregional entre la Unión Europea y el Mercosur. Este acuerdo, que ha sido objeto de negociaciones desde hace más de dos décadas, tiene como objetivo promover la cooperación económica y comercial entre ambas regiones, así como fortalecer la cooperación política y social.

Este acuerdo es importante no sólo por el impacto económico que tendría en ambas regiones, sino también por su carácter estratégico en el contexto geopolítico actual. En un momento en que el multilateralismo y el libre comercio están siendo cuestionados en todo el mundo, este acuerdo puede enviar una señal positiva a favor del comercio justo y el desarrollo sostenible. En este sentido, es importante que el acuerdo sea negociado de manera transparente y participativa, con la participación activa de la sociedad civil y los sectores afectados. También es importante que el acuerdo contemple medidas para mitigar los posibles efectos negativos y promover un desarrollo sostenible y equitativo en ambas regiones.

Además, es necesario que se aborde de manera efectiva el tema de la desigualdad económica y social, tanto a nivel nacional como regional, y que se promueva un enfoque de desarrollo inclusivo y equitativo que permita a todas las personas acceder a oportunidades y recursos para mejorar su calidad de vida. Los proyectos de cooperación que se han llevado a cabo hasta ahora son un ejemplo de cómo esta relación puede contribuir al desarrollo sostenible y equitativo en ambas regiones.

En relación con la población económicamente activa, es necesario hacer un análisis aún más profundo del acercamiento propuesto. Tomando como ejemplo los montos recibidos a través de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a lo largo de los últimos 30 años, se puede observar que no ha habido una correlación entre la ayuda direccionada a Brasil y México con la PEA y tampoco con sus indicadores de desarrollo económico, social y humano.

Gráfica 8

Brasil: comparativo AOD PEA x AOD per cápita x IDH x PEA, 1990-2021

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Fuente: elaboración propia con dados de Banco Mundial, de la ONU y del PNUD (2023)

Gráfica 9

México: comparativo AOD PEA x AOD per cápita x IDH x PEA, 1990-2021

2007-9834-internaciones-27-139-gch10.png

Fuente: elaboración propia con datos de Banco Mundial, de la ONU y del PNUD (2023)

Esta disonancia efectiva entre lo ya realizado a través de la cooperación y lo de hecho desarrollado en los países, puede ser un indicativo de que, más allá de una pinza, sería necesario considerar la utilización de un destornillador en términos de cooperación. Esto significaría hacer un ajuste fino de la cooperación en términos de las modalidades y necesidades de los países que la reciben.

Un primer camino podría ser la consideración de los niveles de población económicamente activa y sus tasas de crecimiento (o decrecimiento, dependiendo del país) al momento de generar los acuerdos de cooperación. Efectuar cooperación técnica, económica y de infraestructura con una población económicamente activa más elevada podría producir frutos más rápidos en términos de PIB per cápita, por ejemplo. Por otro lado, una cooperación educativa, ambiental y tecnológica con un país de con una población más joven, podría pavimentar el camino de sostenibilidad de este país a largo plazo, mientras que la cooperación sanitaria, migratoria y social podrían tener efectos más intensivos en una población marcada por una estructura de edad relativa más elevada.

Así, la relación entre la Unión Europea, México y Brasil puede tener un impacto significativo si es tomado en cuenta el lado de la población económicamente activa de ambos países y regiones. Al enfocarse en la cooperación económica y comercial y en el fortalecimiento de sectores clave como la energía renovable y la tecnología agrícola sostenible, se pueden generar nuevas oportunidades de empleo y crecimiento económico. Sin embargo, también es importante abordar los desafíos políticos y ambientales que enfrentan ambos países para garantizar un ambiente propicio para la inversión y el desarrollo económico.

La presencia de más actores

La relación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe se ha intensificado en las últimas décadas, y México y Brasil pueden ser dos socios estratégicos clave en este proceso. La cooperación birregional entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe se ha centrado en temas como el desarrollo sostenible, la lucha contra la pobreza y la desigualdad, la promoción del comercio y la inversión, y la consolidación de la democracia y los derechos humanos. Sin embargo, la diplomacia internacional y la presencia de nuevos actores locales e intergubernamentales pueden tener un impacto significativo en este proceso de acercamiento entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe, y en la posición de México y Brasil como parceros estratégicos.

Es importante, por lo tanto, tener en cuenta el papel de la diplomacia internacional en la relación birregional entre las dos regiones. La diplomacia es un instrumento fundamental para el logro de los objetivos políticos y económicos de los países y regiones, y puede tener un impacto significativo en los futuros acuerdos a ser establecidos. En este sentido, es importante destacar el papel que pueden desempeñar los países de América Latina en la diplomacia internacional. En particular, México y Brasil han emergido como actores clave en el escenario internacional en las últimas décadas, y su participación activa en foros internacionales y en la promoción de iniciativas regionales puede tener un impacto significativo en la relación birregional que se pretende generar con la Unión Europea.

En su apogeo, México y Brasil han participado en la promoción de la cooperación birregional a través de la iniciativa CELAC-UE, que busca fortalecer la relación entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea en áreas como el comercio, la inversión, la ciencia y la tecnología, y la educación. Aunque las últimas reuniones no han producido grandes avances efectivos, se esperaría que esta iniciativa produjera más frutos si es tomada con más énfasis, principalmente en la búsqueda de fomentar la cooperación en áreas como la cooperación, la infraestructura, el comercio, la inversión y el desarrollo.

La presencia de nuevos actores locales e intergubernamentales puede tener un impacto significativo en el proceso de acercamiento. En particular, la emergencia de China como un actor clave en la región puede tener un impacto significativo en la relación birregional entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. China ha aumentado su presencia en América Latina en las últimas décadas, y se ha convertido en un socio comercial clave para muchos países de la región. Además, China ha promovido iniciativas como la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda, que busca fomentar la cooperación en áreas como la infraestructura, el comercio y la inversión en todo el mundo. En este contexto, es importante que las dos regiones trabajen en conjunto para abordar los desafíos y oportunidades que surgen de la presencia de nuevos actores en la región. En particular, es importante que se promueva, una vez más, una cooperación más estrecha en áreas como el comercio, la inversión y la infraestructura que consideren los niveles de población económicamente activa para aprovechar las oportunidades que surgen de la presencia de nuevos actores en la región.

Este acercamiento destornillador también en términos de diplomacia podría tener, así como en la cooperación, un potencial enorme de efectividad -dado que se haría un ajuste fino en términos de expectativas, necesidades, objetivos y metas establecidas en los acuerdos.

Conclusión

La teoría de la pinza de Quevedo ofrece una perspectiva valiosa para entender la relación birregional entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea, y la importancia de la participación activa de México y Brasil en esta relación. Los proyectos de cooperación que se han llevado a cabo hasta ahora son un ejemplo de cómo esta relación puede contribuir al desarrollo sostenible y equitativo en ambas regiones.

En general, tanto México como Brasil pueden ser socios clave para la Unión Europea en su relación con América Latina y el Caribe. Ambos países cuentan con economías emergentes y sectores turísticos en auge, lo que los convierte en importantes socios comerciales y de inversión para la Unión Europea. Además, ambos países también tienen potencial en áreas como la energía renovable y la tecnología agrícola sostenible, lo que podría ofrecer oportunidades para la cooperación con la Unión Europea.

Sin embargo, también es importante tener en cuenta los desafíos que enfrentan ambos países, especialmente en términos políticos y ambientales. La Unión Europea debe ser consciente de estos desafíos y trabajar con México y Brasil para abordarlos de manera efectiva, lo que podría fortalecer la relación entre ambas regiones. Además, la Unión Europea podría utilizar otros enfoques para acercarse a América Latina y el Caribe, como la cooperación en áreas como la seguridad, la cultura, la educación y el medio ambiente. Al trabajar juntos, la Unión Europea y América Latina y el Caribe podrían construir una relación más fuerte y beneficiosa para ambas regiones.

Los proyectos de cooperación que se han llevado a cabo hasta ahora son un ejemplo de cómo esta relación puede contribuir al desarrollo sostenible y equitativo en ambas regiones. Entre tanto, considerar el factor etario podría ser una clave fundamental para hacer un ajuste fino entre lo que se busca alcanzar a largo plazo y el momento histórico demográfico de ambas regiones. Esta manera de destornillar los entrabes dados por la efectividad de las modalidades de cooperación presentadas hasta el momento tendría un enorme potencial a desarrollar y tiende a ser un factor fundamental en el futuro.

La presencia de nuevos actores globales y nacionales, como China y la sociedad civil, tornan el desafío aún más potente en el sentido de efectividad. Considerar los aspectos demográficos en los proyectos de cooperación, junto con el papel diplomático de los nuevos actores, podría ser, también en este contexto, una alternativa de alcance de expectativas y metas de ambas regiones.

El tiempo -o un Chronos moderno- nos lo dirá.

Referencias bibliográficas

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Quevedo Flores, Jorge Alberto. (2011). Los socios estratégicos de la Unión Europea en América Latina: Unanueva estrategia de acción exterior. La teoría de la pinza. Revista Electrónica Iberoamericana, 5(1). Disponible em: https://www.urjc.es/ceib

Notes

[1] Los detalles y actualizaciones del tratado pueden ser consultadas en https://www.gob.mx/tlcuem.