Textos e imágenes de la exposición en homenaje al embajador don Gilberto Bosques 1892 – 1995
DOI:
https://doi.org/10.32870/in.v0i4.2734Keywords:
Francia, España, México, Guerra Civil, Gilberto Bosques,Abstract
En 1936 España se hunde en un baño de sangre. México parece envuelto en sus propios problemas de reconstrucción y de consolidación interna, pero aun así no deja de observar día tras día el escenario europeo. El entonces secretario de Guerra republicano español, Juan Negrín, se encontró secretamente con el presidente Lázaro Cárdenas en Tampico para obtener un compromiso firme de que México iba a recibir, y que a todos se les iba a pasar por las armas en su patria. Lázaro Cárdenas dio su palabra, y en quien depositó su confianza para cumplirla fue en nadie menos que en Gilberto Bosques. Él estaba bien preparado para iniciar su gestión diplomática en París, a donde arribó el primero de enero de 1939.El presidente Cárdenas, al enviar a Gilberto Bosques a París como cónsul general, le otorgó vastas facultades para aplicar su criterio en las decisiones que debiera tomar.Downloads
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